CULIACÁN, México.- La hija del narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán se casó con otro descendiente de la realeza narco en la catedral de Culiacán, capital del estado de Sinaloa.
La ceremonia, un evento lujoso que incluyó fuegos artificiales y shows musicales, fue documentada en redes sociales y generó resentimiento entre los ciudadanos de la capital sinaloense. «Con dinero, puedes cerrar cualquier edificio aquí», se lamentó Francisca, una vecina, ante la cinta amarilla que rodeaba la iglesia el 25 de enero durante los festejos. «La iglesia es para todos, pero no debería otorgar privilegios a nadie», coincidió Sofía.
Ese día, los residentes no sabían que los recién casados no eran solo pudientes, sino también descendientes del cartel de Sinaloa, que el año pasado tomó a la ciudad entera de rehén durante horas, mientras la policía tenía detenido a Ovidio, uno de los hijos del Chapo.
Los vecinos recién se enteraron el sábado, cuando el diario local Reforma informó del matrimonio entre Alejandrina Gisselle Guzmán y Edgar Cazares, sobrino de la «Emperatriz del narco» Blanca Margarita Cázares, que había sido sancionada por Estados Unidos en 2007 por su «sofisticado dispositivo de lavado de dinero» y sus vínculos al cartel.
Alejandrina ya ha mostrado sus dotes como mujer de negocios. El año pasado aprovechó la fama de su padre para crear una marca de ropa con su nombre. «El Chapo 701» -una referencia al lugar que el Chapo alcanzó en el ranking de las personas más ricas del mundo de la revista Forbes- se diversificó en enero con el lanzamiento de la cerveza «El Chapo».