La batalla por la extradición de Julian Assange a Estados Unidos continúa, después de que un tribunal británico considerase este miércoles que su salud mental no es tan feble como para no poder afrontar un proceso judicial al otro lado del Atlántico. El Alto Tribunal facilita así un significativo balón de oxígeno a la determinación estadounidense de sentar al fundador de Wikileaks en el banquillo de los acusados por cargos de espionaje y piratería informática, ya que desafía abiertamente el dictamen que, el pasado junio, había rechazado la demanda de Washington por el riesgo de suicidio, si fuese entregado a las autoridades norteamericanas.