Aislada del activismo que alguna vez la arropó como una presunta víctima en el proceso judicial en el que perdió la patria potestad de sus hijos, Dariana Quintal Narváez realiza una segunda “huelga de hambre” en la Plaza Grande.
Lejos quedaron los días en los que su caso, movió la simpatía de agrupaciones serias y de luchadores sociales como Adelaida Salas Salazar y Ligia Canto, que la acompañaron en un proceso judicial que finalmente concedió la patria potestad a su esposo Angel Barragán Pérez.
Eran los tiempos en los que participaba en numerosas protestas acompañada de Representantes de agrupaciones como Juan Carlos Atris Ocampos, de “Lazos protectores del Sureste”; Adelaida Salas, del “Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio”; Dr. Carlos Esquivel Patrón, de “Recuperando sonrisas en Yucatán” y la licenciada Cristal Salazar, también de “Recuperando sonrisas en Yucatán”.
Pero llegaron las campañas electorales. Y la oferta de Morena la sedujo.
Al desligarse de estos grupos, Quintal Narváez vendió su propia agrupación “No más Negocios con Nuestros Hijos” con el partido Morena.
-Nunca estuvimos de acuerdo en que se metiera a la política, pues se desvirtuaría todo lo que se luchó a favor de las víctimas, señala una de las activistas que hoy, no reconoce las acciones que a título individual realiza la activista.
De esta manera, se enroló en Morena donde participó en numerosos eventos en Mérida e interior del Estado. La más vistosa fue una conferencia sobre derechos humanos del padre Solalinde, organizada por Fernando Xacur García, candidato del partido Morena a la alcaldía de Mérida.
Su naturaleza conflictiva la llevó a tener fricciones con la actual delegada de la Profeco, Ciceli Cano Burgos, por apropiarse de papelería institucional del partido y ostentarse como asesora jurídica del Instituto, y de esta forma, suplantar el trabajo del asesor jurídico, Jonathan Salazar Herrera, en el caso del crimen cometido contra una menor de edad en la población de Peto.
-Ya la perdimos, señalaron activistas que algún día simpatizaron con su causa, pues de víctima pasó a activista social y partidista,-señalaron.
En el 2016 convenció a las ciudadanas Claudia Saldaña, Sofía Estrada y Ana María Uicab de realizar una huelga de hambre en la Plaza Grande, pero ésta tuvo que ser levantada cuando empezaron a sentir los efectos de la abstinencia.
También asesoró a presuntas víctimas de la llamada secta apocalíptica de Xul, caso en la que Quintal Narváez
Actuarios del Juzgado en el que se dictó sentencia en su contra revelaron que al terminar la audiencia de su caso, el fin de semana pasado, empezó a gritar que las cosas no se quedarían así y se le abalanzó al juez de oralidad, por lo cual tuvo que ser desalojada de la sala.