Empezó a escribir a los 21 años como un joven refugiado tanzano en Reino Unido y hoy, a los 73 años, cuando estaba en su cocina, recibió la llamada de la Academia Sueca para informarle de que había obtenido el máximo galardón literario. Unas horas después, en Estocolmo, se hacía público que el Premio Nobel de Literatura, dotado con 10 millones de coranas suecas (unos 985.000 euros), ha recaído en el tanzano Abdulrazak Gurnah, “por su conmovedora descripción de los efectos del colonialismo en África y de la suerte de los refugiados, en el abismo entre diferentes culturas y continentes”. La sorpresa fue notable no solo para el autor, cuyo nombre estaba fuera de las listas y las apuestas.